martes, 28 de junio de 2011

Sylvia

30 segundos,


otro día rompe en la estación.

Solo viaje de ida.

Café, tabaco, ruido de platillos.

Destino:

caricias de papel.



30 segundos más,

arranca el motor.

Se sienta a mi lado.

Su sonrisa toma forma de mujer.

Sus ojos desean ser escuchados.



Yo, minúsculamente,

me rindo a ella.



Indica:

a veces estoy triste y a veces me como el mundo.

(cruce de piernas)



Respondo:

aún no me he atrevido a asumirme.



Se decide a admitir

que los demás,

le importan demasiado.



Fin de trayecto.



Recoge su cálida apariencia de aparición.

Repliega la rebeca sobre su brazo.

Despega su falda de pliegues del asiento,

mientras desliza un “cuida de mis hijos” al viento.



Se ha ido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario