Unidos,
por el dedo corazón,
pecho contra pecho,
fatigamos la herida.
Al verme,
te retuerces y piensas:
"demasiado..."
Demasiado tarde
para huir.
Libera al león
cautivo
del miedo,
de ese miedo
que nunca tuviste.
Sabemos que sucederá.
Y yo
ya no pongo freno.
Miro fijamente
y hago que
suceda.